Con el título que antecede las profesoras de la Universidad de los Andes Rosa Casal y Norka Viloria suscribieron al alimón un ensayo publicado hace diez años[1] en cual recogen a su juicio la situación de la investigación en contabilidad en el mundo y particularmente las perspectivas para nuestro país, un punto de partida para la reflexión y reconstrucción de la ciencia contable a la entrada del III Milenio.
A continuación hacemos un ejercicio de evaluación de los aciertos y yerros de las docentes en cuanto a las potencialidades de la contabilidad venezolana. Como dice en algunos libros cuando se agradece a los colaboradores, solo el suscrito es responsable de las apreciaciones aquí expresadas y en ningún caso son imputables a Casal y Viloria:
El camino a seguir en Venezuela, y en cualquier otro país, hacia su desarrollo como sociedad de conocimiento, debe ser a través de la educación, y la educación superior es la que está llamada a responder a esas necesidades de conocimiento. En la actualidad, la diferencia entre las naciones estriba en el nivel de conocimiento y su vinculación con lo social y lo económico. La sociedad tiende cada vez más a fundarse en el conocimiento, razón por la cual la educación superior y el conocimiento forman una parte esencial del desarrollo cultural, socioeconómico y ecológicamente sostenible de los individuos, las comunidades y las naciones.
Parece que no seguimos el camino sugerido. La década 2008-2018 bien pudiera calificarse de perdida, nuestras universidades se enroscaron como la babosa en su concha cuando presiente el peligro, la inamovilidad, la anomía, la pereza es la constante de la década, mucho doctorado poco preparado.
… la educación superior, como agente de cambio, se debe guiar por tres criterios, entre otros, que determinan su jerarquía y su funcionamiento, ya sea local, nacional e internacional; estos son: pertinencia, calidad e internacionalización.
La enseñanza de la contabilidad no puede escapar de este desafío. Vivimos en un mundo de permanentes cambios; no existe ninguna razón para considerar que la contabilidad pueda estar ajena a los mismos. Los grandes desarrollos tecnológicos, matemáticos y científicos se encuentran trabajando para ejercer un impacto en la práctica y en la teoría contable, y eso es una realidad que no puede ser ignorada ni por los académicos (profesores del área contable), ni por quienes practican el oficio de la contabilidad (contadores públicos). Esto impone un replanteamiento de la estructura de la enseñanza en contabilidad, que satisfaga tanto las necesidades presentes como las futuras.
Pues lamentablemente este replanteamiento no se dio ni existen asomos de intención. Lo que priva es la implantación de unas normas globalizadoras, emitidas por un organismo privado controlado por las big four, las que han hecho del asunto un negocio redondo.
La práctica emula o solapa su trabajo copiando informes de pésima redacción y con una nomenclatura que oculta lo que no dice: preparación, compilación, atestiguamiento, palabras nuevas acompañadas de siglas misteriosas para trabajos baladíes, que ocultan el juicio y la responsabilidad profesional. Enmascaran la irresponsabilidad en una palabrería hueca.
La necesidad de conformar un riguroso, profundo y amplio basamento teórico de la ciencia contable ha llevado a los investigadores de distintas universidades del país, y de otras instituciones preocupadas por el saber contable, a abordar aquellos problemas considerados de importancia y trascendencia en la actualidad, para configurar el tejido o entramado epistemológico que sustente los postulados fundamentales de la contabilidad.
No se puede negar algunos esfuerzos centrados en docentes universitarios, sin embargo los mismos tienen poco impacto y su trascendencia se limita a la publicación en revistas especializadas.
…la práctica contable no proporciona una escala objetiva de valuación para ser utilizada en la toma de decisiones y auditoría de gestión administrativa; la teoría contable ha desarrollado un cuerpo de conocimiento más de carácter dogmático que científico; y, en lo pedagógico, la enseñanza contable hace más énfasis en lo técnico, sin relacionar los nuevos logros científicos con el conocimiento contable.
Todo ello ha hecho que en algunas universidades venezolanas (Universidad de Los Andes, Universidad Central, Universidad de Carabobo y Universidad del Zulia, sacudidas por este movimiento renovador y cientificista de la contabilidad), se hayan tomado decisiones para apoyar- los cambios en la estructura de la enseñanza contable, en función de un mejoramiento de la docencia, investigación, extensión, divulgación y participación en los procesos de construcción del conocimiento contable. Estas decisiones se han concretado en los siguientes hechos: incremento de las escuelas de contaduría pública; obligatoriedad de la elaboración de trabajos de grado de pregrado; actualización de los pensa de estudios; mejoramiento de los docentes, en cuanto a prácticas pedagógicas, andragógicas, metodológicas, de contenido teórico y en tecnología virtual; implantación de estudios de postgrado (especializaciones, maestrías y doctorados); instauración de estudios especiales (diplomados). Así mismo, en el ámbito de la ampliación de conocimientos se están realizando seminarios, cursos, talleres, jornadas, encuentros, simposios y coloquios.
El problema planteado persiste pues lo que se asoma como solución en nada han contribuido a corregirlo, no dudamos que algunas de las iniciativas aportadas como vías de respuesta se hayan acometido, pero la enfermedad diagnosticada continúa presente en el cuerpo de la contabilidad venezolana.
… se ha determinado que, entre los productos de los procesos de investigación contable llevados a cabo en muchas universidades venezolanas, se pueden señalar los siguientes:
1) Se han conformado o decretado líneas de investigación, entre las cuales cabe mencionar: epistemología contable, contabilidad ambiental, valoración ambiental, auditoría integral, nuevos modelos de estados financieros, ética y ejercicio profesional, nuevos principios de contabilidad y tributación.
2) Se han constituido grupos académicos de investigación contable, presenciales o a través de la red, en las siguientes universidades venezolanas: Universidad de los Andes, Universidad de Oriente, Universidad de Carabobo, Universidad Rafael Urdaneta; e inves- tigadores libres en empresas como Petróleos de Venezuela Sociedad Anóni- ma (PDVSA), Corporación Venezolana de Guayana (CVG) y Siderúrgica del Orinoco (SIDOR).
3) Se han creado en algunas universidades centros de investigación contable y algunos están en vías de constitución; tal es el caso de la Universi- dad de los Andes y de la Universidad Rómulo Gallegos.
4) Están en proyecto laboratorios virtuales de contabilidad para la simulación y verificación empírica de fenómenos contables en la Universidad de los Andes y en la Universidad Simón Rodríguez, Núcleo San Juan de los Morros.
5) Se han suscrito convenios entre universidades y grandes empresas, para el desarrollo de investigaciones en el campo contable; como es el caso de la Universidad de los Andes con grandes firmas de auditoría, como KPMG, Spiñeira Sheldon y Asociados, Escuela Nacional de Hacienda Pública y otros, para la realización de investigaciones relacionadas con la contabilidad y los tributos.
Excepción de algunas individualidades y de los profesores de la Universidad de los Andes agrupados en torno a la Revista Actualidad Contable Faces, editada por el Departamento de Contabilidad y Finanzas de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES), publicación semestral fundada en noviembre de 1998 y con ediciones ininterrumpidas (36 a la fecha) y el denominado Grupo de Investigación en Finanzas, Auditoría, Contabilidad y Epistemología (GIFACE) se desarrolla un importante trabajo teórico con limitada influencia en la práctica profesional nacional, por lo que los podemos sentenciar con la frase de nuestro Libertador: “He arado en el mar y he sembrado en el viento”.
La ciencia contable no tendría futuro sin la investigación. Ésta la enriquece, la renueva, la dinamiza y le permite cumplir su propósito trascendente en el concierto del saber humano, enfrentando así los desafíos de lo complejo e incierto del III Milenio, en función de la felicidad del hombre y del progreso de la Patria.
Las universidades deben abandonar la postura que hasta ahora han mantenido y dar un vuelco a la manera como se enseña, sobre todo en lo relacionado con la contabilidad. Es decir, la contabilidad habría que entenderla como una ciencia transdisciplinaria, dinámica, interpretativa y que se desarrolla en un entorno complejo, por lo que seguir estudiándola y enseñándola desde el paradigma positivista sería un error; se estaría obviando la relación inseparable entre ser y pensar, sujeto y objeto, y sujetos-objetos-sujetos.
De las conclusiones suscribimos la
totalidad dada su pertinencia, destacamos dos que ubicamos como un llamado de
atención al compromiso de los profesores universitarios y de la dirigencia gremial
siempre ausente del desarrollo de nuestro saber.
[1] Casal, Rosa, Viloria, Norka, La Ciencia Contable, su historia, filosofía, evolución y su producto. Actualidad Contable Faces [en linea] 2007, 10 (julio-diciembre) : [Fecha de consulta: 28 de agosto de 2018] Disponible en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=25701503> ISSN 1316-8533